norteicaragua es autoritario El régimen ha encarcelado y maltratado durante mucho tiempo a sus opositores. Así que pareció ser un motivo de celebración cuando, el 9 de febrero, 222 presos políticos fueron sacados de celdas en todo el país y llevados a un vuelo a los Estados Unidos. “Vamos a poder caminar libres sin temor a que nos [the regime] nos siguen, nos persiguen o nos matan”, dice Ezequiel González, un estudiante de 23 años que estaba entre ellos.
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La variedad de personas en el avión, desde estudiantes hasta políticos, muestra cuán amplia se ha vuelto la represión del régimen. El presidente Daniel Ortega, ex guerrillero sandinista, y Rosario Murillo, su esposa y vicepresidenta, harán lo que sea por mantenerse en el poder. En 2018 atacaron con matones a los manifestantes y mataron al menos a 350. En 2021 encerraron a los siete principales candidatos de la oposición antes de las elecciones. El año pasado la represión se extendió a la iglesia católica romana. Los sacerdotes que se pronunciaron en contra del régimen fueron encarcelados.
Sin embargo, es poco probable que la liberación de los presos signifique un cambio de rumbo por parte del régimen, dice María Lilly Delgado, periodista nicaragüense exiliada en Miami. Poco después del despegue del avión, el Congreso de Nicaragua despojó a los 222 ex presos de su nacionalidad. Más tarde ese mismo día, Ortega los describió como «mercenarios» que actuaban para Estados Unidos. El 10 de febrero un tribunal condenó al obispo Rolando Álvarez, que se había negado a subir al avión, a 26 años de cárcel.
Ortega puede esperar que la purga silencie a aquellos dentro de su régimen que están cada vez más preocupados por el nivel de represión en el país. Pero es poco probable que alivie la presión internacional. Estados Unidos ha impuesto recientemente sanciones a una gama más amplia de nicaragüenses. También excluyó a Nicaragua de un régimen arancelario amistoso sobre las exportaciones de azúcar a los Estados Unidos y declaró ilegal que los estadounidenses trabajen con la industria del oro de Nicaragua.
La pareja gobernante puede haber librado al país de cualquier oposición política. Pero los presos liberados se organizarán en el extranjero, una vez que se hayan recuperado de su calvario, que incluyó el hambre. Félix Maradiaga (en la foto), un excandidato presidencial que estuvo entre los deportados, dice que su tiempo tras las rejas lo hizo muy consciente de la crueldad del régimen. Pocos lo olvidarán. Como dice González: «De una forma u otra esta lucha tiene que continuar». ■